Fango

Correoso Perea: Sigue acumulando Peritas, y no tanto por su aportación en ataque, que también, sino por su implicación en defensa y por haber aprendido a hacer lo que tiene que hacer donde tiene que hacerlo. Aunque siempre pueda haber alguna que otra cuasidesapercibida pereada.

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La clasificación: La mejor terapia para sobrellevar estas dos derrotas consecutivas es intentar olvidar el partido y mirar la clasificación: 9º, 18 puntos y a 4 del descenso.

Membrillos

Carranza vacío: Se cae el alma a los pies cuando se acerca la hora del partido en Carranza y sabes que tienes que seguirlo desde la tele. Que podrás verlo, pero no podrás vivirlo. Que no podrás disfrutar los prolegómenos, que no podrás estar con tu equipo. Impotencia, rabia, resignación. Es lo que toca.

Maksimović: Cuando en el minuto veinte, le pegó a Salvi un violento pelotazo en la cabeza, quedando tendido en el suelo, el susodicho lo ignoró pasmosamente, como si nada, sin inmutarse y sin ofrecerle la más mínima atención, ni siquiera una mirada. Su actitud le hace merecedora de un brutal Membrillo.

Saques de puerta: El gol que marca la derrota viene de un saque de Ledesma. Y lo peor del caso es que no es la primera vez que pasa. Tanto rigor defensivo y tanto compromiso para no cometer fallos, para no arriesgar en defensa y el mayor peligro del contrario viene del saque de nuestro portero. Hay que hacérselo mirar.

Entrar al trapo: La actitud del equipo en los últimos minutos de partido merece un bondadoso Membrillo. El rival, desde su ventaja en el marcador, se preocupó de que ese tiempo pasara sin que se jugara; y buena parte de su éxito estuvo en la bisoñez de algunos jugadores cadistas, que le hicieron fácil ese juego, entrando al trapo de sus estrategias de pérdida de tiempo, tan reglamentarias como efectivas.